lunes, 5 de abril de 2010

El texto que presentó Norberto Szerman durante el capítulo julio de "Éxtimo"







Dos Tribus

La realidad demuestra a cada paso que mentir es fácil. Puede mentir una madre, un soldado, o cualquier político que se tenga por tal.

Dicen quienes saben que la forma (no la mejor, sino la única) de saber cuando un político miente es ver si mueve los labios.

Pero no ocurre lo mismo en el terreno de la fantasía. Es decir, en el terreno de lo ficticio. Allí, aunque parezca poco creíble, mentir no es habitual. Además, el sólo movimiento de los labios no nos dirá nada.

Esta es la historia de Carlos, quien debió viajar a un mundo distante, en el que hablar de interior- exterior carecía de significado. ¿Cómo que ese mundo no existe?

En ese mundo ocurre con el interior-exterior, la misma situación que se da en el espacio respecto del arriba y abajo.

En ese mundo (contó Carlos al regresar) existen, entre otras tribus más o menos primitivas, dos que tienen, cada una, insólitas creencias culturales: todo miembro de la que llamaremos A, ante cualquier pregunta, está obligado por su propio atavismo a contestar sólo y siempre la verdad, mientras que todo miembro de la que llamaremos B, ante cualquier pregunta, obligado por su propio atavismo, sólo mentirá en la respuesta.

Carlos fue advertido de esta particular y atávica cultura. No es una religión, le dijeron, no es una creencia. Es una esencia.

No es un mandato obligado, el que al no cumplirlo podría devenir un castigo divino. Es algo que va más allá de la voluntad o de la psiquis de esta gente

En uno de sus paseos, Carlos perdió el rumbo, se desorientó, hasta que en su deambular queriendo llegar a la ciudad, se topó con un cruce de caminos.

En su duda respecto a cuál sería el camino que lo conduciría a la ciudad, esperó encontrar un cartel indicador, o una pista, pero a falta de esto, tuvo la suerte de que una mujer, de lo más amable, pasara por el cruce.

Cruzaron saludos, conversaron sobre el interesante tema “interior-exterior” (motivo principal de su viaje), hasta que al mirar la hora, entendió que debía dejar a esta mujer para tomar el camino certero que lo levara a la ciudad.

Pero: ¿Cómo saber a qué tribu pertenecía esa mujer tan amable?: - Si le pregunto cuál es el camino que me conduce a la ciudad: ¿mentirá o me dirá la verdad?, ¿Qué pregunta debería hacerle para tener la certeza de una respuesta correcta?, ¿Habrá tal pregunta?

Carlos llegó a la ciudad, tan rápido como pudo, es decir, que acertó en la pregunta. Y para mejor, trajo consigo interesantes conclusiones acerca del tema que lo llevó a realizar tal viaje: Interior-Exterior y ¿Este aquí se sostiene de allá?

Pregunta: ¿Qué me hubieras contestado AYER si te hubiera preguntado cuál es el camino que conduce a la ciudad?

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